La sociedad necesita constantemente el apoyo de gran variedad de profesiones que de una u otra manera permiten tenerla a flote y/o crecer continuamente. Encontramos núcleos familiares que buscan que las nuevas generaciones se desarrollen profesionalmente aun más rápido que en tiempos pasados, este pensamiento ha generado profesionales capacitados que no por mucho sobrepasan las dos décadas de existencia, y aunque su formación sea de gran calidad, muchos ciudadanos de mayor edad hacen prejuicios basados en la apariencia física o el tono de voz, al punto de calificarlos entre vivos y ahuevados.
En muchas regiones del territorio Colombiano aun vemos en la mente de los habitantes esa idea atrasada fortalecida en los novena, que conocemos como la ley del avión o el más vivo y que se basa en medir las capacidades de estafa, manipulación tiranía además de otros antivalores y características desagradables y anteponerlas sobre la honestidad, el conocimiento y las buenas intensiones terminando“ chambones” en niveles de poder que jamás podrían ellos llegar a tener por meritos verdaderos. Sino extirpamos esa manera de pensar limitándonos a ver qué tan trásfuga puede ser una persona, elegirlo para puestos importantes y para ponerla peor, terminar admirándolos, olvídese de un futuro prospero , solamente podemos esperar tristezas y vergüenzas personales, familiares, nacionales e internacionales.
Tenemos que empezar a darle el debido reconocimiento a la calidad intelectual de los individuos y dejar a un lado esa mentalidad del avión, vivo o también como me acabo de acordar, la ley del avispado.
Dele una oportunidad al que usted llama huevón, apendejado, entre otras; tal vez no sea una persona dominante, pero eso no quiere decir que sus ideas no nos permitan crecer y progresar en muchos sentidos, así que ya es hora que cambie, porque la ley del avión esta mandada a recoger