Cuando en la noche cruel y
solitaria
una lágrima recorra tu mejilla
y un sollozo te quiebre la
garganta...
Dile que ya no sos aquella
chiquilina
que escuchaba cuentos de
príncipes y hadas,
y que inventaba en crayón y
plastilina.
Dile que has crecido.
Que en tu cuerpo, ahora de
mujer quedó la impronta
de lo que fue una dulce y
fantástica niñez.
Pídele a ese ser que te dio
vida
que te vea, te escuche y te
sostenga.
Cuéntale a tu padre...
chiquilina,
que quedan los recuerdos, que
es poesía.
Prométele cambiar crayón y
plastilina.
Prométele dejar los cuentos y
las hadas.
Cuéntale de tus sueños, tus
amores,
de lo que has aprendido en el
camino.
El te contará, seguramente,
de lo mucho que ha vivido y ha
sufrido
Lilian Grosso Argentina